todossomoskafkaMadrid, Anaya-Mario Muchnik, 1993
Reedición: Barcelona, Reverso, 2004

Traducciones: Francia: Editions Allia

Cerré el libro, encendí el televisor y vi su cara. Entonces me dije: Lectora, este hombre está destinado a convertirse en tu protagonista. Por el momento, lo único cierto de la historia era que el desconocido acababa de sobrevivir a un intento de suicidio. Lectora, lo has salvado. Devolvía la vida a un hombre que sin mi ayuda se habría matado o estaría muerto para la vida que yo estaba a punto de proporcionarle.

En esta novela singular la narradora, que se llama a sí misma la lectora, es capaz de convertirse en hija de Kafka y esposa de Joyce si así lo desea. Asiste al coqueteo de su padre con sus amigas, sobrevive como los manuscritos de éste al incendio de su casa, comparte con su marido exilio, silencio y astucia, soporta la locura de su hija Lucía y las manías de jóvenes como Beckett, pero jamás, aunque a los hombres de su vida esto no parezca importarles, deja de escribir, aunque sea en secreto y casi en la clandestinidad.

Muestra brillante y sutil del arte de la variación, Todos somos Kafka es una novela que se genera y devora a sí misma poniendo en juego, al mismo tiempo, todas las novelas, toda la biblioteca, toda la literatura y a quienes la han escrito.

“Nuria Amat añade a la relación autor-lector, biblioteca-libro, escritura-lectura, una acompañante, un fantasma femenino que interrumpe, a veces diabólicamente, las secuencias tanto lógicas como imaginarias, plantándose en el centro de la página (que tiene forma de cama,) para enredar, complicar, sublimar, asesinar, gestar de nuevo, bautizar y despojar de nombre, empeñar y engañar, preñar y castrar, a cada línea escrita por cada autor que haya existido para cada lector que haya, a su vez, existido pero que, sobre todo, existe o existirá”.

Carlos Fuentes. “Prologo a la edición 2004. Capítulo Cahier de l´Herne”.

“Cumple el mandato benjaminiano de fundar un género nuevo y dejarlo agotado y abolido.”

José María Valverde

“Una calidad tremenda, además de un sentido del humor delicioso. Nuria Amat tiene voz propia”

Rosa Montero

“Una biblioteca llena de sensibilidad e ironía.”

Nora Catelli

“Más Monterrosiana que Calviniana y con más gana o juventud, al menos, que ambos.”

Alfredo Bryce Echenique

“Una muestra de energía creativa realmente insólita.”

Eduardo Mendoza